lunes, 18 de febrero de 2008

Leonardo contra Taylor

Juan Carlos Cubeiro, en un artículo que leía este domingo en Cinco Días, describía con preocupación y argumentos esperanzadores, como en momentos de crisis las organizaciones pueden caer fácilmente en darle la espalda a factores clave para la competitividad y el crecimiento, como lo son la innovación, la apuesta por el talento, el liderazgo y el fomento de ambientes laborales creativos e ilusionantes.

"…En momentos de criris, muchos jefes de la vieja escuela están desempolvando sus ideas tayloristas. 'Hay crisis', repiten, 'y por tanto vamos a dejar durante un tiempo de invertir en talento, en innovación, en trabajo en equipo, en desarrollo, en responsabilidad social, en liderazgo, en todas esas cosas tan bonitas, y vamos a dedicarnos a trabajar duro'. Cuando escampe, sienten esta clase de directivos, ya volverán a lo 'moderno'. Es la amenaza taylorista, que regresa con fuerza, si es que se ha ido del todo alguna vez."


Según Frederick Winslow Taylor y su organización científica del trabajo, las premisas clave son:


"Cientifismo (la dirección es una ciencia),
Desconfianza (el hombre es perezoso por naturaleza)
Cuantificación (deben medirse tiempos y movimientos de los trabajadores)
Separación (dividir las tareas entre los que piensan y los que ejecutan) y
Especialización (porque el trabajador gana en destreza haciendo lo mismo todos los días)"


Cubeiro ( y espero que muchos más) discrepa apuntando que:


"Hoy sabemos que la dirección es ética y arte además de ciencia, que la confianza es muy valiosa, que la cooperación es clave y que la estrategia es vital en situaciones inciertas, más allá de la medición y la rutina. La alienación puede ser muy eficiente, pero el compromiso es mucho más eficaz. En entornos en los que el talento es más escaso que el capital (y eso no va a cambiar por las dificultades económicas), volver a las prácticas de Taylor es francamente suicida"


Su receta:


"Primero generar un clima laboral adecuado, que supone entre el 30% y el 40% de los resultados de un negocio ('quemar' a la gente, además de éticamente reprobable, es un dispendio que nadie se puede permitir). Segundo fomentar una estrategia ilusionante y una cultura de innovación, donde se propongan sugerencias, nuevas ideas y proyectos. Tercero atraer y fidelizar el talento e impulsar los equipos, que es lo que realmente marca la diferencia. Cuarto, desarrollar el auténtico liderazgo, pues es absolutamente esencial para la supervivencia y el crecimiento de la organización. Y, por último, en tecnologías de información y comunicaciones para ser competitivos.
Se trata de crear entornos leonardescos, que apuesten por la curiosidad, la vocación, el aprendizaje, la iniciativa, el dinamismo, la maestría, la reputación o el legado. Lugares de enorme energía e innovación."


Me encantaría asistir a un debate -apasionado seguro- entre el Sr.Taylor y nuestro contemporaneo Alorza, un “Leonardesco” genial que propone recetas renacentistas en uno de los textos más refrescantes que he leído últimamente.

Océanos, estad atentos, hay un giño para vosotros ;-)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta mañana, mientras repasaba mi correo se ha colado esta cita de Beethoven.
"El genio se compone de 2% de talento y 98% de perserverante aplicación"
Personalmente hecho en falta un ingrediente que es la pasión y la ilusión.

Hace falta talento, perseverancia y grandes dosis de energía para transformar las cosas pero el camino se hace muy dificil si no tenemos con quien compartir nuestro sueño, nuestro proyecto,las emociones que se generan durante el camino a medida que se van superando los atabares que nos encontramos en el camino.
Especialmente cuando el camino está lleno de obstáculos que constantemente te apartan del sueño que describe Cubeiro.


Desencanto y frustracíón por el desgaste de energía que supone aplicar la receta de Cubeiro.

Fuerza para continuar porque realmente tengo claro a donde quiero llegar.


Uno de los Oceans