He salido a escena muchas veces, en el sentido literal de la expresión. Me gusta el teatro, la magia, el mundo de la farándula, el juego de máscaras y personajes.
También me dediqué a dar clases unos años y a salir cada día al ruedo y exponer mis conocimientos y habilidades didácticas a grupos de adorables “espectadores” (guardo recuerdos maravillosos de aquel tiempo). En ambos casos y otros muchos más puntuales, he forzado mi voluntad para no hacer lo que me pedía el cuerpo: salir corriendo, irme a casa y esconderme entre las sábanas.
Soy tímida, insegura, perfeccionista, autoexigente hasta la neurosis, y odio la sensación de fracaso (aunque con los años se aprende ;-). “Salir a escena” siempre ha sido algo que he hecho forzando la situación, obligándome a ir más allá de lo que recomendaba la prudencia, algo así como una venganza por los atributos que la genética y la educación me habían dado.
El hecho curioso es que todas esas sensaciones, que vivía con angustia detrás del telón, desaparecían por completo cuando empezaba la función, la clase, el discurso o cualquier tipo de show al que me he sometido. Una vez que se encienden las luces, me libero, disfruto, juego, me dejo llevar, fluyo, me divierto.
El domingo pasado salí a escena de nuevo con este blog y las sensaciones (las previas y las de debajo de los focos), se han repetido como siempre. Me he divertido
Streptease nunca he hecho, pero me he identificado mucho con la metáfora de Iñaki que Javier referenciaba al darme hoy la mano en escena.
This post talks about all you. It is a tribute to those who believe on the value of conversation and friendship.
Quiero agradeceros a todos vuestra acogida, vuestros comentarios, vuestras ideas y aportaciones, vuestra pasión, vuestro cariño. Vuestros aplausos.
domingo, 3 de febrero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Gracias por descubrirnos de forma tan transparente tus sentimientos. De este modo he podido comprobar que me identifico muy cercanamente en lo que dices.
Publicar un comentario