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lunes, 4 de julio de 2011

Riding with the Horsewoman


La semana pasada tuve que dar una conferencia ante un público que provenía de diversos países de Europa. El tema, conocido: “Enterprise Social Netwoks”, el material: reaprovechado de otras ocasiones, el problema: hablar durante 40 minutos en un inglés compresible, y participar en un debate final respondiendo a las preguntas y propuestas que pudieran ocurrírsele a cualquiera de los 200 invitados al evento. Además, la organización nos requería una dramatización entre mi “partenaire” y yo. Él debía defender el lado oscuro: los riesgos y los problemas de Internet y yo sus bonanzas y aplicación a la vida personal y profesional. Una especie de dúo Pimpinela a la francesa (el cliente era GdfSuez).

Mi primera respuesta fue que mi nivel de inglés no daba para tanto, pero finalmente y tras una serie de acontecimientos que no vienen al caso, acabé allí subida sonriendo a una audiencia dispuesta a escuchar.

Lo que ocurrió durante el mes previo a la conferencia, fue que topé con una de esas profesionales con quien vives una experiencia digna de ser compartida

A Paquita me la recomendó un colega. Ella le da clases de inglés y yo necesitaba a alguien que rescatara esa lengua de mi subconsciente más profundo y me pusiera las pilas en 4 semanas. Pero Paquita es algo más que una profesora de inglés. Tuve la sensación desde el primer café, que estaba conceptualizando un proyecto con mi situación. Me hizo tantas preguntas que no tenían que ver con el discurso propiamente dicho, que al inicio sentí cierto desconcierto, pero me dejé llevar. Y en cuanto dibujó el "proyecto MJ", fue como subir con ella a un caballo al galope.

Me ayudó con el idioma, pero durante todas las sesiones que trabajó conmigo, casi parecía lo secundario. Me explicó cómo hablar con el cuerpo, cómo respirar, cómo modular, como interpretar a la audiencia, como interpelarla. Identificó tics irritantes, y construcciones favorecedoras. Me ayudó a visualizar el momento, me grabó, me enseñó, me reconoció y me mostró, me entrenó. Me ayudó a conocerme un poco más a mi misma y a ganar confianza. El inglés se convirtió en un vehículo a través del cual esa mujer iba construyendo un andamio a mi medida, ni muy alto ni muy bajo, sobre el que poder moverme con libertad y confianza el día de la presentación. Ella, que es una experta amazona (sentido literal), domó mis inseguridades y virtudes, hasta sacar de mí algo realmente asombroso.

A veces, encuentras personas así. Y vale la pena contarlo.

Francisca Picar es licenciada en filología anglogermánica, cursó estudios de derecho, de especialización en coaching ejecutivo y de liderazgo, a lo que se dedica recientemente después de una larga trayectoria profesional repartida entre la docencia(inglés, francés, catalán y castellano, italiano, árabe), traducción e interpretación.
Ha estado muchos años vinculada a la acción social, como concejal de salud pública y servicios sociales en su localidad, y como presidenta de varias asociaciones sobre la defensa y promoción de la mujer (creó uno de los primeros equipos interdisciplinario de atención primaria a la mujer víctima de violencia doméstica). Entre muchas otras cosas, lidera un proyecto que persigue la implantación en España de la disciplina deportiva de la hípica adaptada, y de promoción paralímpica de sus deportistas.

Y a ratos, ayuda a que algunos humanos no nos descalabremos con nuestras neuras.

Os dejo aquí la presentación, por si le sirve a alguien en trances parecidos

sábado, 6 de noviembre de 2010

Las raíces triviales de lo fundamental


Hoy un amigo, ponía en mis manos el último libro de Wagensberg.
Sus dedos cómplices buscaban la página -entre el índice y el prólogo- dónde se leía:

"La humanidad se divide en dos clases de personas: las que van más bien a favor de los proyectos y las que van más bien a favor de sí mismos. Este libro está dedicado a la primera clase de habitantes del planeta..."

...esta nota de vuelta, también.



martes, 6 de julio de 2010

San Miguel de Allende

Hace unos días llegué a la Villa de San Miguel de Allende en el estado de Guanajuato, México.
Me trae aquí, el hecho de pensar, hace unos meses, que necesitaría distancia y aislamiento para concentrarme en un trabajo que me encargaron.

A veces, hay que hacer eso tan difícil (para mi lo es) de dedicarse a una única cosa. Y me pareció el momento de convertir la necesidad en aventura. Y retirarme a escribir.

Siempre he sentido fascinación por México (me cuesta explicar por qué sin caer en los tópicos), así que pensé que me dejaría caer por cualquier lugar del país, evitando en lo posible las dos (antagónicas) de las muchas caras de este país de contrastes: el frenesí turístico de las zonas costeras y la locura de violencia (cada vez más deslocalizada).

Ikuska, con quien comparto proyecto y viaje, movilizó sus redes hasta encontrar una casa tranquila en el centro de esta ciudad colonial, cuna del independentismo mexicano, del que este año precisamente, se cumple el bicentenario. Así que estamos, sin pretenderlo, en el ojo de un huracán (este cultural) de celebraciones y festejos populares, que junto con la ya de por sí intensa oferta de entretenimiento de la ciudad, nos pone difícil lo del retiro disciplinario. Pero nosotras, a lo nuestro ☺

San Miguel se ha convertido en un refugio (y un retiro) para gentes de todas partes el mundo (especialmente norteamericanos y canadienses) que buscan en sus calles empedradas, sus jardines interiores, sus acogedoras casas bajas pintadas de mil tonalidades de ocre, sus cafés, sus bibliotecas, sus numerosas fuentes y su infinidad de iglesias y santuarios; una forma más natural de vivir la vida, lejos de ese “primer” mundo consumista y “consumidor” de almas.
Plaza de escritores, artistas, diseñadores, intelectuales…por San Miguel se respira una mezcla curiosa entre lo local y lo cosmopolita, entre la tradición y la globalidad, entre lo propio y lo importado.

El primer paseo fue de la mano de Ruth, nada más llegar, aturdidas aún de un viaje largo y pesado.
Ruth es la dueña de la casa dónde nos alojamos. Llegó aquí hace algo más de cuatro años, después de viajar durante más de treinta por todo el mundo (ella calcula que ha estado en 51 países distintos). Decidió con cuarenta años que su vida no era la suya y se puso a caminar. Hoy, esta atractiva septuagenaria, regenta el pequeño oasis en el que nos alojamos y es también, a juzgar por la actividad de la casa y la suya propia, la reina indiscutible de la vida social de la comunidad norteamericana de San Miguel.

A modo de balance, de momento lo mejor: la luz, lo peor: los mosquitos. Contra estos últimos he desarrollado una placentera obsesión por aplastarlos a palmadas. (las marcas de mis piernas, explican por qué). Ayer fui capaz de matar a varios mientras hacía yoga, sin perder el equilibrio ni la postura…aaahh el poder de la meditación ☺

Intento fotografiar la luz, pero no consigo captar el impacto que causa a la mirada propia. Los amaneceres son rosas y el día se despide con tonos violetas y azulados. Un espectáculo diario que me encantaría llevarme atrapado, en un soporte menos efímero que la caprichosa memoria.

Seguiré intentándolo.

...Y Seguiré contando.

Y un trago en honor a Frida Kahlo que nació un día como hoy, no muy lejos de aquí.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Manganari

Hoy (ayer) he encontrado La Playa. Tiene un nombre evocador Manganari, pero había leído tantas veces su nombre en las ofertas de excursiones, que imaginé que sería una de esas grandes playas concurridas y ruidosas.

Me decidí a ir porque es la más lejana de dónde estoy. El autobús ha de subir hasta el norte por la única carretera que hay y que una vez allí, hace un giro en forma de "1" y conduce al extremo sur, dónde está la playa en cuestión. No hay otra forma de llegar, si uno no tiene un yate privado.

El viaje, de una hora de duración recorre 25km de trayecto (no me salían las cuentas) y permite conocer casi por completo el interior de la isla. Esa inspección me interesaba porque quiero alquilar algo motorizado y subir más al norte del norte de hoy a buscar la tumba de Homero (que se ha convertido en una tonta obsesión). Me intimidaba el hecho de no saber cómo son las carreteras, si hay señalizaciones o sencillamente en qué dirección salir.

Todas las dudas despejadas. Apenas salimos de Chora, el autocar enfila una ladera y empieza a subir como en la primera, lenta y tensa escalada a la cima de una montaña rusa. A partir de ahí no hay más paisaje que montañas desiertas de roca, cubiertas de vez en cuando por un manto de arbustos bajos. No hay poblaciones en toda la isla, a parte de Chora y Ormos, un barrio que rodea el puerto.
Es curioso no obstante que la isla está poblada de pequeñas y radiantes ermitas, encaramadas a los riscos, sin caminos visibles que conduzcan a ellas y sin función aparente en este desierto.

En las bajadas, los frenos del autobús chirrían como si fueran los gritos un animal degollado. Me acomodo en el asiento, arrepintiéndome de haber escogido la primera fila. Empiezo a divagar con análisis estériles (lo hago también en los aviones) sobre cual sería el lugar más seguro en caso de accidente. Miro hacia abajo, la perspectiva no me da para ver el asfalto y bajo mi asiento, directamente el precipicio. ¿Cuántos habrán caído por ahí?. Busco en el fondo, restos de coches quemados o autobuses destrozados, como para confirmar mis paranoicas sospechas, pero no veo nada, solo rocas. Los deben retirar deprisa para no asustar a los turistas ;-[

El autobús sube y baja montañas peladas. El paisaje, a pesar de la monotonía es bellísimo. Debemos estar en la más alta, no creo que más de 1.000 mt, aunque parecen más altas por la desnudez del terreno. Se ve el mar en todas direcciones. Contrasta, lo inaccesible, protegida e imperturbable del interior de la isla, con la cesión a las “invasiones bárbaras” de las zonas de la costa.

Llegamos a Manganari. La playa, y sólo la playa, apenas un par de establecimientos. Uno más grande y confortable. En un extremo, una taberna hecha con troncos que en algún momento estuvieron pintados de azul y una pequeña cocina de piedra blanca. En la arena, unas sombrillas de paja y unas hamacas oxidadas (que nadie cuida y por las que nadie cobra), el mar y el silencio.
A pesar de que las montañas empiezan a muy pocos metros de la orilla, la playa es plana, la entrada al agua (cristalina, casi blanca) suave. Al fondo, la silueta de Santorini.


En el restaurante principal alquilan habitaciones “Dimitri & Helena’s Rooms”, así que si para alguien el paraíso tiene forma de playa tranquila, pescado fresco, queso feta y vino, que pregunte por Manganari.

lunes, 17 de agosto de 2009

The Party Island

Llevo tres días en Ios, bueno, operativos dos, porque el primero lo dormí casi entero debido a un agotador viaje de 24 horas desde la salida de Barcelona, hasta llegar a esta Isla, via Atenas y Santorini. No es un problema de distancias tanto como de organización y cumplimiento de horarios, pero nada fuera de lo tristemente común cuando uno se mueve por el mundo y no tiene un jet privado.

La isla está tomada por jóvenes europeos y norteamericanos, que vienen a ella con el único propósito de vivir una juerga continua. Esto es la PartyIsland dicen, y supongo que con el tiempo, por una cuestión de selección cultural, todo en la isla está organizado alrededor de esta actividad.
Para una turista con alma de viajera, perfectamente indocumentada, con ganas de calma, historia, naturaleza y tradición, este no es el mejor lugar del mundo para dejarse caer, pero era consciente del riesgo de lanzarme a un viaje sin más preparativo ni previsión que cuatro clics en la web de Lastminute.
A pesar de todo, el ambiente irreal que se vive aquí, mezclado con la belleza de la isla, me hacen pensar que se presentan por delante días curiosos.

Yo voy con el horario cambiado: cuando yo me voy a dormir, para el resto del mundo empieza lo bueno. Las mañanas son tranquilas, puedo escoger hamaca en la piscina del hotel, y a medida que avanza el día, van apareciendo cuerpos esculpidos y bronceados que terminan su último sueño bajo el sol.
Yo los observo con mirada antropológica. Nos saludamos con cortesía pero nos sabemos de distinta tribu.

Antes de que reaccionen, yo he abandonado la piscina para irme a la playa. Es mejor ir por la tarde para que la montaña que hay que subir de vuelta, no esté encendida por el sol.
Descubrí esa playa tranquila, casi una cala inaccesible, por error. Cogí la carretera que lleva a la gran playa de Mylopotas, pero a medio camino vi un cartel de madera con unas letras a tiza que decían beach precedido de un nombre que entonces yo era incapaz de distinguir de Mylopotas (Kolitzani ;-. Kolitzani Beach), así que me desvié por un camino abrupto y tras media hora de incertezas resbalando por unos peñascos, apareció a lo lejos la salida al mar y una parte de lo que parecía una apacible playa. Ha sido por ahora el mejor descubrimiento de estos días.

Otras cosas están más difíciles. El turismo de jóvenes enloquecidos ha barrido cualquier atisbo de cultura autóctona. Aquí no hay nada que visitar ni ver, salvo la poderosa belleza natural de la isla, imperturbable al paso de modas y vicisitudes humanas.
La tumba de Homero, por quien he preguntado sin mucho éxito desde que llegué, se encuentra (me lo han explicado esta noche los camareros de la cena) en un lugar al que no llega el más mínimo transporte público, completamente dedicado a trasegar bañistas entre las grandes y concurridas playas de la isla. "Tendrás que alquilar una moto", me decían, entre avergonzados y divertidos.


Dadas las circunstancias, tendré que buscar un ritmo propio, al margen del que impone la actividad principal de la isla. Construir una pequeña rutina, una provisional cotidianidad, que de sentido a los días, y ayude a descubrir lo que hay debajo de esa capa superficial de apariencia insalvable y cegadora a los misterios de este lugar y sus gentes.

Ayer, caminando por un sendero, sin rumbo, me sorprendió una puesta de sol magnífica. Me quedé allí, sentada en la cuneta de un camino que bordeaba un acantilado, entregada aquella imagen sobrecogedora de el sol engullido por el mar.
Al volver sobre mis pasos, vi, a unos cuantos metros sobre mi cabeza, la terraza de un bar, desde el que pensé se debe tener una perspectiva privilegiada de las puestas de sol. Hoy la he visto desde allí, y quizás mañana vuelva a la misma hora. La camarera, después de charlar un rato, me ha escrito en un papel algunas playas que sólo conocen los de aquí y algunos bares “tradicionales griegos” en el pueblo, estos últimos reservas protegidas dónde no pueden entrar los turistas, pero me miraba y me decía que quizás yo sí. No he sabido si tomármelo como un cumplido o como una condescendiente conclusión de que mi aspecto y actitud, tan fuera de contexto, no representa ninguna amenaza para los lugareños.

Entre los libros de una planificada lista, que me he traído, uno, tan improvisado como el viaje. Se coló a última hora en la maleta: “Ébano” de Ryszard Kapuscinski, uno de los mejores compañeros de viaje con los que una se puede perder y que completa el paisaje emocional de mis primeros días aquí.

Kalinijta.

sábado, 20 de junio de 2009

Veinte poemas de amor y una canción desesperada

Para los que os pasáis por aquí de vez en cuando
Para los que habéis amado y habéis perdido
Para los que me han querido y ya se han ido
Para los que siempre estáis al lado mio



Vía Mikel Aguirregabiria.

miércoles, 17 de junio de 2009

Girl Geek Dinner

Hace muchos días que no escribo aquí. Me pesa, pero sin obsesionarme, pero me pesa. Conversaciones aplazadas. Demasiadas cosas que contar y al final sin tiempo para explicarlas bien. Concentrada en las entregas, todas coincidentes en estos días, de proyectos, informes, presentaciones, acuerdos, conclusiones… Semanas, desde que decidí angustiada, cerrar la “visión periférica” para concentrar la atención en los compromisos, en la vida ya pactada y planificada.
No podía manejar más información sin que corriera peligro el orden mínimo necesario para convertir en valor la que ya tenía. No podía manejar más relaciones sin defraudar las que esperan algo de mi. No más vida. Una pausa en este fascinante laberinto de nodos, conexiones, proyectos personales, profesionales, todos mezclados todos yo y yo tan pequeña e impotente para administrar la complejidad. Porque no sé qué ocurre últimamente, que a cada paso que doy la vida se despliega en muchas vidas, los días parecen semanas, y las personas, muchas, puertas a nuevos mundos a los que pareces invitada casi por la fuerza de un destino que se empeña en regalarme más intensidad de la que soy capaz de resistir.


Buff, revisaré lo escrito hasta aquí, ha salido casi como un vómito.


Vuelvo de una cena que la razón tentaba rechazar, “BCN GirlGeekDinners
un encuentro que Anna Fernández Mora movida por la escasa presencia de mujeres en actos, seminarios, talleres, etc, relacionados Internet y Tecnología, imaginó interesante. Y creo que nunca imaginó (yo no lo hacía mientras corría hacia la cena), lo que allí ha congregado.

Mujeres mundos, apasionadas, creativas, divertidas, valientes, liberadas, luchadoras por reivindicar su lugar en el contexto en el que se mueven (sectores muy diversos por cierto), por profesionalizar su pasión, entregadas a sus proyectos, generosas con sus ideas y humildes con sus dudas.
Me han emocionado algunos de sus relatos vitales, he visto brillar sus ojos al explicar el mío, hemos hecho planes de viajes (Berlín habita en el corazón de algunas), de lecturas, de proyectos, de ayuda mutua, y hasta de buscarnos pareja a aquellas que no estamos mucho por la labor.

No suelo relajarme tanto en los primeros encuentros (soy tímida e insegura) pero en esta ocasión ha sido como reencontrarme con antiguas amigas, y en el coche de vuelta a casa 4 "locas" llorábamos de risa gracias a ese humor inteligente y cómplice que se da entre los que se saben.
No recuerdo sus nombres, nos hemos presentado “formalmente” al final, pero los he olvidado. Bromeábamos con la idea de que era cómo preguntarle a alguien cómo se llama después de un buen polvo.


Subía las escaleras de casa, sin poder contener las carcajadas. No, no estoy bebida, sólo embriagada, sobredosis de vida, dura, implacable a veces, pero que tantas y tantas personas, se empeñan en transitar con ilusión, integridad y buen humor.

Gracias Girls ;-)!

jueves, 23 de abril de 2009

Feliç Sant Jordi

LA DIADA DE SANT JORDI


La diada de Sant Jordi

és diada assenyalada

per les flors que hi ha al mercat

i l'olor que en fan els aires,

i les veus que van pel vent:

"Sant Jordi mata l'aranya".

L'aranya que ell va matar

tenia molt mala bava,

terenyinava les flors

i se'n xuclava la flaire,

i el mes d'abril era trist

i els nens i nenes ploraven



Quan el Sant hagué passat

tot jardí se retornava:

perxò cada any per Sant Jordi

és diada assenyalada

per les flors que hi ha al mercat

i l'olor que en fan els aires.


Joan Maragall (1860-1911)

sábado, 11 de abril de 2009

Una joyita


“La clave del diseño es demostrar la belleza que un objeto puede llegar a tener.
Su naturaleza es muy profunda. El diseño es un medio de cambiar la vida e influir en el futuro”.


Sir Ernest hall, de Dean Clough.

lunes, 30 de marzo de 2009

Najwa Karam y una historia sin fin

Hace unos días, cogí un taxi para ir a casa de amiga. Los taxis son espacios mágicos.
En este caso, lo conducía una mujer rubia y rosada, que al entrar me saludó muy amable con un fuerte acento inglés.

Íbamos hablando sobre barcelona, las eternas obras de algunas plazas malditas, y otras trivialidades, mientras yo imaginaba la historia de esa mujer extranjera que pasaba las hojas del callejero a velocidad tecnológica.

Imaginé su historia y proyecté una propia, imaginándome en ciudades lejanas y desconocidas, optando por trabajar de taxista como una forma salvaje y definitiva de conocer el lugar y sus gentes.

¿De dónde eres? pregunté al fin. Nueva York.
Ah!, he estado allí hace poco. Mi interés creció y nos enrolamos en una conversación que podría haber durado horas.

Sonaba en el taxi una música increíble y le pregunté si era la radio o un CD.
Es un CD de mi marido. Es tunecino. Esta es su música favorita y me los graba para el taxi. Mi imaginación y mi curiosidad volvieron a dispararse, pero el trayecto llegaba a su fin.

La cantante es Najwa Karam. Me ayudó a escribirlo en un semáforo.

Aquí os dejo un par de videos
y una historia sin fin en la que me hubiera gustado detenerme un trocito de vida.






jueves, 20 de noviembre de 2008

Mariza

Vuelvo del concierto de Mariza. Entiendo los fados desde que la escuché por primera vez.

Si mañana leo en los periódicos que Mariza se va a morir y que sabía que este era su último concierto, entendería lo del concierto de hoy en el Palau de la Música.


Uno ya lleva el corazón preparado cuando va a escuchar "saudades" pero hoy las lágrimas (colectivas) no eran por las letras, los recuerdos o los acordes desgarrados de la guitarra. la emoción era por pura rendición a la belleza. La belleza, cuando es extrema, duele.


Y hoy Mariza…su persona, su voz, su puesta en escena, la relación con el público, con los músicos, sus historias entre tema y tema, todo era armónico y preciso.
Cada gesto, hasta una casi imperceptible caída de ojos cuando el piano lo marcaba, o un sutil golpe de cadera cuando la percusión cerraba una canción..., todo parecía estéticamente diseñado para causar un efecto hipnótico.


Se deslizaba como un suspiro, con su cuerpo aparentemente frágil, por el escenario, como una ninfa, como si no fuera real.


En un momento se ha callado, en unas butacas de platea cerca del escenario había revuelo. Me he levantado a mirar, había un grupo de personas alrededor de una mujer que al parecer se había mareado. Alguien traía una silla de ruedas.
Mariza arrodillada al borde del escenario, dirigía la escena, como si se hubiera olvidado de su concierto. La mujer se quería quedar en la sala, pero Mariza, con dulzura y determinación le decía que no, “mejor descansa, yo te canto otro día”. Se han despedido con un abrazo.
Y todos, entre divertidos y emocionados nos hemos vuelto a entregar a la música.

Entre ritmos folclóricos frenéticos, canciones que eran susurros, y conmovedores gritos a la vida, a la tierra y al amor, se ha desarrollado el concierto hasta llegar a un final donde la artista ha cantado un extraño en su voz “you are so beautifull”, mientras recorría lentamente, con altivez cálida, el patio de butacas, agarrando manos, dirigiendo sus brazos hasta el más recóndito de los gallineros del teatro, y respirando cada suspiro de un público conmovido y entregado.

You missed it my love.


Obrigado Mariza.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Sentido

En el blog de David Sánchez, encuentro esta turbadora reflexión


El hombre feliz no mira hacia atrás. Vive el presente.

Y ahí está el problema. El presente nunca puede darnos una cosa: sentido.

Los caminos de la felicidad y del sentido no son los mismos.

Para encontrar la felicidad, un hombre sólo necesita vivir en el instante; sólo necesita vivir para el instante. Pero si quiere sentido -el sentido de sus sueños, de sus secretos, de su vida-, deberá rehabilitar el pasado por oscuro que fuere, y vivir para el futuro, por incierto que sea.

Así, la naturaleza pone a bailar delante de nuestros ojos la felicidad y el sentido, y se limita a urgirnos a que elijamos una de las dos cosas.


En cuanto a mi, siempre he elegido el sentido.
Jed Rubenfeld. La interpretación del asesinato

Muy cansada como para reflexionar en público. Aquí os la dejo para que hagáis con ella lo que podáis ;-)


lunes, 15 de septiembre de 2008

El vínculo de la lealtad

“La distancia más corta entre dos corazones es la lealtad” se lo acabo de oír a Gallardón citando a Ortega. “Pensamos que la distancia más corta es el amor, pero coincido con el filósofo en que el sentimiento más fuerte que une a dos personas es la lealtad”.

...Yo yo coincido con los dos.

Lo que rompe una pareja no es la infidelidad, es la deslealtad. Lo que diferencia un “contacto” de un amigo es la lealtad. Las únicas jerarquías que he respetado en mi trayectoria profesional son aquellas basadas en el respeto y la capacidad de ser leal a alguien. La familia sin lealtad es una anécdota biológica.

La lealtad implica riesgos (como el amor), y a veces te obliga a transitar por los caminos más difíciles, pero reconozco que hay pocos gestos que me emocionen más que los que emergen de la lealtad de un ser humano a otro.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Risas y lágrimas

La experiencia es un grado, algo que, aunque convertido en tópico, nunca me deja indiferente comprobar. Y no tanto por la técnica conseguida, la calidad, “las tablas” que se dice; si no más bien por la capacidad de relajarte y disfrutar con lo que haces; por la osadía de jugar, de dejar de aferrarte al rigor (a las metodologías!); por la valentía de quitarte las máscaras y ser tú mismo; de romper el guión, aunque lo escribieras tú.

Hoy Mayte Martín rompía su propio guión, se reía de si misma y de todo, como si hubiera vivido en carnes propias, una y otra vez, la tragicomedia de los amores que nos cantaba, y ya estuviera de vuelta de todo, sobrevivida, desenfadada, ligera, casi cínica.

“Que suelta que estoy hoy”- decía al final de una de las muchas bromas con las que relajaba la tensión emocional, entre tema y tema-

 Ya me quedan muy pocos caminos

y aunque pueda parecerte un desatino

no quisiera yo morirme sin tener algo contigo

Curiosamente (no es propio ni de ella ni de una sesión de boleros –donde todos vamos a que nos canten nuestras propias glorias y miserias) hoy, Mayte nos ha hecho reír más que llorar.

Aunque Olvido Lanza se encargaba de borrarnos la sonrisa a golpe de violín. Un solo en “20 años” ponía a prueba nuestra sensibilidad.

Con qué tristeza miramos

un amor que se nos va,

es un pedazo del alma

que se arranca sin piedad

De nuevo Mayte, con una sonrisa pícara que le quitaba todo el dramatismo al asunto, nos daba a entender que ella sí entendía al “corazón loco”

Yo no puedo comprender


como se pueden querer
dos mujeres a la vez


y no estar loco

Para los grandes clásicos, la banda de músicos eclipsaba el intimismo de Mayte con la pianista, para explotar en un festival de ritmo y luz. Un gran descubrimiento: Chico Fargas…La Percusión.

Pero si un atardecer


las gardenias de mi amor se mueren


es porque han adivinado


que tu amor se ha marchitado


porque existe otro querer.

“tengo músicos” decía provocando las risas ante la obviedad. “No, no. No todo el mundo que sube a un escenario con gente, puede decir que tiene músicos”

En una de sus naturales conversaciones con el público (de verdad que daba la sensación de estar en el comedor de su casa), alguien ha hecho alguna alusión a Madonna (me ha parecido que para criticarla), a lo que Mayte ha confesado su devoción carnal por la reina del pop

Pero aquello que un día nos hizo

temblar de alegría,

es mentira que hoy pueda olvidarse

con un nuevo amor

Llegados al final, Mayte ha pactado con el público evitarse la parafernalia de salir y volver. “tenemos bises preparados así que ya nos quedamos y los tocamos, no?”

Un “Me importas tú” a toda marcha y un emocionante (para mi uno de los mejores boleros de la historia)“Encadenados”, han dado por finalizado un concierto en familia.

El sábado repiten…

No se tú!,

pero yo,

quisiera repetir.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Boleros y otras canciones de amor

Mañana jueves, en la Sala Apolo de Barcelona, Mayte Martín nos cantará "Boleros y otras canciones de amor"

No sé cómo irá el día, pero acabará bien.

Os contaré...si me resiste el corazón.

viernes, 1 de agosto de 2008

Viajes con Heródoto

Viajes con Heródoto es un libro de Ryszard Kapuscinski, un sabio. Lo intenté leer hace unos meses, cuando Pere, que me sabe,  lo puso en mis manos. Lo dejé a medias, no lo comprendía.

Pero los libros acaban acudiendo a ti cuando realmente tienen algo que contarte, y los viajes de Heródoto, me han encontrado ahora, y yo agradecida a Kapuscinski y a Pere.

El autor nos hace viajar con él a través de sus peripecias de reportero principiante por países como la India, China, Oriente próximo, África…pero son dos tiempos (dos viajes) en uno, porque entre el equipaje, el periodista lleva un libro “La Historia” de Herodoto “el primer globalista”, el padre de la historia, el primero que se reveló contra la pérdida de memoria colectiva de una civilización.

En el libro se suceden episodios contemporáneos de Kapuscinski, con los que hizo Herodoto 2500 años antes. La contraportada lo explica perfecto “magníficas historias no fictícias –grandes y pequeñas, trágicas y divertidas- en las que los soldados de Salamina conviven con un niño sin zapatos en la Varsovia de 1942, los defensores de las Termópilas de Leónidas con los pescadores del Bodrum-Halicarnaso del año 2003, Jerjes con Dostoievski, Creso con Louis Amstrong, etc. Y, sobretodo el maestro Heródoto con su discípulo Kapuscinski

Hay muchas formas de viajar, físicamente pero también con la imaginación o a través de la memoria (la colectiva y la propia) y sobre la memoria, me encuentro con algo en el libro que viene a consolarme una obsesión permanente:

Heródoto confiesa su obsesión por el tema de la memoria: es consciente de que la memoria es defectuosa, frágil, efímera, ilusoria. De que todo lo que guarda en su interior puede esfumarse, desaparecer sin dejar rastro. Toda su generación, todas las perronas que habitan el mundo de entonces viven embargadas por el mismo temor…..El hombre contemporáneo no se preocupa por su memoria individual porque vive rodeado de memoria almacenada. Lo tiene todo al alcance de la mano: Bibliotecas y museos, anticuarios y archivos. Cintas de audio y de video. Internet”.

Por lo que mi respecta, la grabación de datos no desactiva la angustia por la memoria, por retener, por revivir, por ser capaz de disponer de todos los matices que forman el puzle de una vida, piezas necesarias para retirarse y entender el dibujo que forman.

Pero Heródoto, tan buen compañero de Kapuscinski, como de mis tardes de verano, sufrió quizás la misma necesidad de explicar el mundo y a los hombres y con ello hizo nacer el reportaje, un puente entre a experiencia individual y la memora colectiva.

Él y tantos otros que escriben, que fotografían, que pintan… que pretenden detener el agua de la memoria entre sus dedos, son estos días entre las páginas de este libro, compañeros cómplices del viaje fascinante que es la vida.

jueves, 29 de mayo de 2008

Cositas buenas

De vuelta de Madrid. Ya hace un par de días, pero he estado recolocando cosas en mi cabeza y con pocas ganas de mostrarlas. Ayer, en un bar cercano a mi casa de Barcelona, un amigo me decía que a veces soy muy absolutista con temas como la belleza, la integridad, los valores, al lealtad, la excelencia, y que así corría el riesgo de estar a merced de lo que pasa a mi alrededor, de lo que hacen los demás y del filtro exigente con que yo lo valoro todo. Me recomendaba relativizar la vida, y aprender a valorar la belleza intrínseca en las pequeñas cosas, sencillas y cotidianas.

Son consejos sabios, pero el primero de ellos me veo incapaz de seguirlo. No sé si soy capaz de relativizar la vida y no sé si quiero aprender. Me emociona la belleza (en cualquiera de sus infinitas representaciones) y me hunde en la tristeza más absoluta la miseria (“de pensamiento, obra u omisión” como dicen los cristianos). Sé que esa sensibilidad me hace frágil, pero también sé que nunca he sido capaz de pasar de puntillas por la vida, de no involucrarme hasta el cuello en todo lo que hago, de buscar magia hasta debajo de las piedras, y que mejor o peor, he aprendido con los años a aceptar el precio que se paga por tanta pasión (ingenuidad?).

De pequeñas cositas sencillas y bellas, me traigo un montón de Madrid. Allí viven y trabajan buenos amigos y he compartido con ellos unos días entrañables.

Charlé con Arwen y Eowyn en la cafetería de Lothlorien. Me pusieron al día de sus proyectos y de sus preocupaciones. Me preguntaron por algunas de las historias y personas sobre las que han leído en este blog. Me dijeron que les hace compañía, y que cuando no hay nada que ver en la televisión o nada que leer, se pasan por aquí, a ver “que cuenta hoy Odilas”. Les agradezco mucho sus comentarios y la conversación que tuvimos. Pura complicidad, respecto y admiración mútua.

Los Elfos, me recibieron eufóricos porque me habían visto en la tele, denunciando a los de Pullmantur. Yo ya me había olvidado (de la tele, de los de Pullmantur no me olvido). Sentían orgullo ajeno por el ánimo guerrillero. Ellos lo practican a diario en su cruzada particular.
Uno de ellos me explicó un proyecto interesantísimo, de esos en los que te pones a trabajar mentalmente aunque nadie te lo pida. No pierde su buen humor (el mejor antídoto ante la adversidad, dice él).

De trapitos el sábado, casi me peleo con Bibiana, la ministra de igualdad. No la reconocí cuando me recomendó que no me quedara con el vestido lila, que estaba horrible. El que me favorecía también le gustaba a ella, pero yo lo vi primero, es la ley. Y ante un modelito a buen precio, todas somos “iguales”. Le deseo mucha suerte y mucha fuerza, parecía cansada.

Gabino Diego me miraba en un restaurante mejicano, como si la famosa fuera yo (y eso que aún no llevaba el vestidito!).

Gandalf me invitó a un café Express. Volvía cansado de Berlín. Yo escuchaba atenta sus aventuras de seductor apasionado por la vida y las mujeres. A mi, me trata con el cariño de un padre amigo, y como tal me pidió por favor que no perdiera más peso y que me cuidara, y que disfrutara, y que me buscara un novio.

Boromir, mi profesor de Inglés cuando trabajé en Madrid, me conmovió con su historia personal hecha de amor, dolor y superación. Fue el primero que me dijo que el 2008 iba a ser un año convulso (global y personalmente). Su vida está a punto de cambiar radicalmente, lo intuye, no sabe cómo, pero lo sabe y no tiene miedo.

En un bunch pasado por agua compartí horas deliciosas con Bilbo y su amada. Hicimos pedazos la profesión de la consultoría..su historia, su evolución, su futuro incierto. Bilbo me recordaba aquello de la fuerza de la fragilidad. Es entusiasta, idealista, comprometido. Se niega a que lo procesen. Se niega a chapucear. Se niega a converger con el status quo. Se siente sólo. Pero en el fondo, se siente bien. Sabe que le pueden traicionar todos, pero que él no se fallará a si mismo.
Aragorn no se presentó a la cita. Le esperábamos, pero una resaca eurovisiva le impidió venir. Por suerte, le había pescado durante la semana en otro café expres.

Mi anfitriona, hizo que toda la estancia fuera cómoda e intensa, repleta de cositas buenas, esas sencillas y cotidianas que hacen que la vida valga.

jueves, 22 de mayo de 2008

A vueltas con la vida

De nuevo de viaje, camino de la defensa de una oferta, de nuevo un proyecto de Administración Electrónica, de nuevo en un avión “cerquita de cielo” como dice un bolero, y de nuevo, escribiendo lo que no toca.

Hoy nos jugamos un proyecto, y como siempre uno quiere hacerlo lo mejor posible, pero hoy no es un día normal, hoy es un día raro, peligroso,  porque hoy es de esos día que todo me importa un carajo.

Cuando digo todo, me refiero a ese todo por lo que la mayoría de los mortales nos preocupamos en exceso todos los días, sin ser conscientes de que mañana podemos no estar aquí. Sí, uno no se levanta todas las mañanas pensando que ese día puede ser el último y que vale la pena celebrar y saborear la vida. Más bien solemos vivir atrapados en preocupaciones banales, olvidando que la vida se nos acaba desde el día que empieza y que esa deliciosa y terrible fugacidad que es nuestra existencia, es lo que le da sentido al tiempo, al relato vital, al camino que hacemos y a cómo y con quien lo hacemos...y a tantas cosas.

Ayer, a una amiga mía (y de muchos, porque es adorable) le corrigieron un diagnóstico que durante muchos días le ha obligado a enfrentarse a sus miedos, a sus reservas, a sus límites, a su fragilidad y a su vida como algo que puede terminar “antes de lo esperado”.

Mi amiga a pesar de su juventud, ha vivido más de lo que muchos lo hacen en toda una larga vida. Ha sufrido y ha aprendido, ha pasado por situaciones que a muchos nos hubieran dejado tirados en la cuneta y ella ha conseguido extraer de cada experiencia un aprendizaje que la convierte en una de las personas más sabias que conozco. Ella es pura luz y los que la conocen saben de qué hablo.

Cuando hace unos días me comunicaba que le habían diagnosticado un cáncer, sentí mucha rabia, porque a veces parece que la vida se ensañe siempre con los mismos. Pero enseguida pensé en quien es ella, y me invadió una sensación de seguridad, de calma. Ella saldrá de esto. Seguro. Y además, aún más sabia. Vamos a tener que mirarla con gafas de sol.

Estoy instalada en su casa de Madrid, ella volvía ayer de su ciudad de origen. Sus amigos la esperábamos, asustados, preocupados. Yo me había preparado mentalmente para compartir con ella, el miedo y la esperanza, la logística del día a día, conversaciones difíciles…lo que fuera. Incapaz e impotente pensé al final valdría, por lo menos, el profundo cariño que siento por ella.

Pero ayer, la última prueba, contradijo los primeros análisis y aunque será un proceso complicado, nada tan agresivo y arrasador como la primera opción. La recibimos en eufóricos, como si a todos nos hubieran enchufado de nuevo a la vida, aunque sabemos que es tan sólo un ilusión óptica, que estamos de paso y que no sabemos durante cuanto tiempo.

Yo no bebo, pero anoche levanté muchos vasos de vino en su honor y por la vida, por ella y por todos los que allí estábamos, y brindé, secretamente por ese tipo de experiencias que, aunque duras, abren una brecha de conciencia en estas vidas un poco irracionales que llevamos.

Los que sólo la hemos acompañado, nos llevamos una lección, un susto, y la confirmación de que la necesitamos a nuestro lado. Ella se lleva una “muesca más en su revolver” como decía uno de sus amigos. Una experiencia que la hará aún más fuerte, más humilde y más humana.

Creo que la muerte es una gran oportunidad para entender la vida, el problema es que si tenemos suerte, nos llega demasiado tarde

Un beso Madame.

jueves, 15 de mayo de 2008

El Lago de los Cisnes

Ayer noche fui al teatro al ver El Lago de los Cisnes, por el Ballet nacional de Cuba.
Sencillamente mágico. Una de esas noches, que sabes que recordarás siempre.
Fui con Julia, y la emoción ya la compartimos desde el principio, alagándonos mutuamente en casa, por lo guapas que nos habíamos puesto, para tan señalada ocasión. Con ella, todo adquiere una relevancia trascendental. Cualquier situación se convierte en un acontecimiento y cualquier gesto en una ceremonia.

Así que con esa expresión grave de quien parece que esté haciendo historia a cada paso que da, me cogió del brazo y subimos a nuestro carruaje camino del teatro Tívoli.

Llegamos con tiempo de tomar un café, pero los bares de alrededor estaban repletos, así que decidimos entrar al teatro y esperar en la cafetería, el inicio de la función. Caminamos por la alfombra roja que da paso al hall, cogidas del brazo. Yo lo hacía para asegurar su estabilidad, ella, orgullosa, para que yo no me perdiera entre tanta gente.

Sentadas frente a una mesa, de esas antiguas, de mármol blanca con las patas de hierro forjado, me contó muchas cosas de su pasado que no conocía. La vida de mi abuela, es un pozo sin fondo. De vez en cuando, descansaba para tomar, a pequeños sorbos, un café solo que se estaba permitiendo, en un alarde de libertad y rebeldía. “un día es un día” me dijo, cómplice y traviesa, al ver mi cara de asombro.

Es verdad, “un día es un día”, y ese iba a acabar muy bien. Nos dirigimos casi a oscuras al palco 12 y allí, nos sentamos en nuestras butacas, todo sin parar de hablar y sin dejar de sorprendernos por cualquier detalle. Mantener la capacidad de emocionarse con casi 96 años, es una virtud que me gustaría heredar. De momento, mientras ella esté con nosotros, aprovecho para aprender.

Unos aplausos prematuros, nos interrumpieron, y entonces la vimos. Al otro lado de Platea, en un palco frente a nosotras, apareció Alicia Alonso, la mítica directora y coreógrafa del Ballet de Cuba, una de la mejores compañías de baile del mundo. Con su habitual pañuelo en la cabeza y una expresión entre digna y frágil, hizo un gesto de agradecimiento, se sentó y el espectáculo dio comienzo.

Las luces se apagaron y la música de Tchaikovski invadió la sala, potente, anunciando el talento de los que la iban a interpretar.
Talento a raudales, de principio a fin, sin un segundo de descanso para los sentidos.
Quizás lo que hace tan especial a esta compañía es la combinación entre una rigurosa y exigente técnica y una pasión, una expresividad, una sensualidad…inherente a su cultura, que difícilmente puede encontrarse en otros equipos.

En el segundo acto, el encuentro entre Odette y Siegfried fue mágico. Odette no bailaba, flotaba. Sus brazos parecían no tener fin en un aleteo increíble. Flotaba, como una pluma suspendida en el aire. No se notaban ni el esfuerzo, ni la técnica, ni la concentración. Sólo una interpretación perfecta de la fragilidad y la elegancia del cisne. Con algunas notas agudas de los violines, y tanta pasión concentrada, podía pensarse que el teatro iba a estallar en mil pedazos. Miré a mi abuela. Estaba emocionada, pero estaba triste. Tanta belleza puede doler.

Después de aquello el público se entregó a cada danza, a cada episodio. Aplaudiendo enfurecido cada pirueta, cada exhibición de puro arte.
Al cierre, los gritos alababan a los bailarines, pero también liberaban la tensión colectiva, mantenida durante más de dos horas.

Salimos, orgullosas, satisfechas y excitadas. Ya no hablábamos tanto. Supongo que no valía la pena. Que las palabras no alcanzan a explicar aquello que sólo se puede sentir.

Sé que le gustó, me daba las gracias en el taxi de vuelta. Yo se las devolvía, no habría sido lo mismo sin ella. Y nos quedan tantas cosas por hacer!!.

Creo que el ballet se va ahora a Madrid.
Madrid, no os le perdáis.

viernes, 22 de febrero de 2008

El gozo intelectual

Jorge Wagensberg, ha sentido tantas veces el gozo intelectual que se experimenta al intuir y al comprender, que ha escrito todo un ensayo sobre el tema.
Según Wagensberg hay tres fases en el proceso de creación de conocimiento. Cada fase recibe el nombre de lo que en ella es prioritario.

El estímulo. Predomina en la primera fase. Es una fase a veces desordenada e informal, pero crucial porque es en ella donde se decide qué se quiere conocer. Los estímulos sirven para pasar de un estado de ánimo –en el cual uno no está especialmente interesado en conocer nada concreto- a otro –en el que uno busca conocer algo incluso con urgencia- (Con obsesión?)

La conversación. Predomina en la segunda fase. Es la más planificable. Hay tres grandes clases de conversación: Conversación con la realidad (ver, mirar, observar, experimentar…), conversaciones con el prójimo (colegas, profesores, discípulos…), y conversaciones con uno mismo (pensar, reflexionar). La conversación es el centro de gravedad de la adquisición de nuevo conocimiento y sirve para enfrentar una realidad con sus posibles comprensiones y para decidir entre las distintas alternativas.

La comprensión y la intuición. Ocurre en la tercera y última fase. Es una fase curiosamente instantánea, porque súbito es también el suceso mismo de la comprensión y la intuición . Creo que cuando falta esa sensación de “caer” en algo es porque aún no se ha acabado de comprender o intuir ese algo. Y tiene un síntoma que la hace inconfundible porque es exactamente aquí, donde sobreviene el gozo intelectual.

Hasta llegar a un “Eureka!” y experimentar esa euforia que Wagensberg llama de forma tan bella “el gozo intelectual”, todos pasamos más o menos por estos estados (al menos yo me reconozco completamente). El tránsito tiene momentos de gloria y momentos de desesperación, momentos de curiosidad y excitación y momentos de inseguridad al enfrentarnos a nuestras limitaciones. A veces todo encaja y al día siguiente, un nuevo elemento, fruto de una conversación (con la realidad, con el prójimo o con uno mismo) hace que tengas que deshacer el puzle de conceptos y volver a empezar. A veces no eres capaz de expresar todo lo que “sabes”, y otras, la palabra fluye y gracias al lenguaje eres capaz de traer a la conciencia ideas que habían estado latentes, esperando su momento, dándote tiempo a que fueras capaz de verbalizarlas y de convertirlas en conocimiento.

Creo que más allá del coeficiente de inteligencia, de la experiencia, de las técnicas que cada uno tenga para destilar información y buscar la esencia que nos permita comprender; el elemento determinante, es la gestión de las emociones y el papel que estas juegan en todo el proceso. Los sentimientos de fracaso, duda, vacío, soledad, incertidumbre, tristeza hay que entenderlos como ingredientes tan necesarios de la creación como lo son la euforia, la certeza, la alegría, la energía, el entusiasmo…al final, nos espera el “gozo intelectual” (que según le dijo un amigo a Wagensberg, “es mejor que el sexo”, aunque yo creo que no se puede ser generalista en la valoración de los placeres: Hay gozos y gozos –sea cual sea el ejercicio artístico- )