Las mujeres de mi día femenino me agradecieron el escrito.
Siempre es un alivio porque cuando escribes sobre otros, nunca sabes si los expones más de lo que desean, si se identifican con lo que dices de ellos, o si sencillamente, se sienten utilizados como personajes de tu fábula particular y siempre subjetiva.
Lo hicieron por mail, porque ese era nuestro canal digital, tras la cita que tuvimos, instigada (conspirada) por Virgili; un amigo común que tuvo la intuición y la sensibilidad para saber ver la convergencia de proyectos y la potencial afinidad de las mujeres que estábamos detrás de ellos (si me permitís, esto último, no es tarea fácil para muchos hombres ;-).
Marta Casas y Silvia Donoso, en nuestra cita, me hablaron Alius Modus y del equipo completo que lo forma. Por supuesto, y haciendo gala de su bandera (la Diversidad) son un equipo Heterogéneo. Mixto en géneros, orígenes, experiencias y competencias.
Ahora ya tengo (tenemos) otro canal de conversación, su blog dónde van a ir explicando, mejor de lo que yo puedo transmitir en estas líneas, a qué se van a dedicar y sobre todo, cómo van a hacerlo.
Los ingredientes de su menú son el compromiso con :
- La sociedad
- Los valores democráticos del estado de derecho
- Las personas
- La igual de género
- La equidad
- Los resultados
- La calidad
- La innovación
Consultoría, Formación y Estrategias sociales para un momento, crucial, complejo y fascinante, que requiere de profesionales que desde miradas muy diversas (de nuevo), aporten su saber y compromiso a los retos a los que nos enfrentamos como sociedad.
Por cierto, Cristina y Marta son antropólogas. Yo hacía tiempo que me preguntaba dónde estaban los antropólogos en todo este debate sobre las dinámicas sociales y los cambios que estamos observando a nuestro alrededor. Pues están, y en primera línea, y dispuestas a mezclarse con tecnólogos, filósofos, economistas, científicos y con quien haga falta para llevar a buen puerto sus proyectos.
En fin, ya dije que fue un placer conversar con ellas, añado que tienen a un compañero de viaje que admiro profundamente, Virgili (aquel que hacía “que las cosas pasen”) y espero que les vaya muy bien a todo el equipo y a todas aquellas organizaciones que disfruten de sus servicios.
viernes, 27 de febrero de 2009
miércoles, 25 de febrero de 2009
Trocitos de vida
Hace días que no escribo, lo noto en que mi cabeza se desordena y acumulo reflexiones, ideas y experiencias que no terminan de consolidarse hasta que no les doy forma con el lenguaje.
Para mi escribir siempre ha sido una terapia, como una válvula que libera presión mental, sólo últimamente (por cierto he debido cumplir un año de blog hace poco, luego lo miro) lo hago en abierto y en este canal que permite la conversación con más gente de la que nunca esperé.
La escritura es una experiencia que se retroalimenta, si escribo a diario tengo más ganas, material y energía y cuando lo dejo unos días, cuesta ponerse. Yo quería decir esto cuando solté “Escribir es como el sexo: cuanto más más y cuanto menos menos” en una deliciosa tertulia que mantuvimos Miquel, Manel y una servidora en el Dry Martini la semana pasada. Para deleite de mis compañeros, me metí en un jardín del que costó salir airosa ;-) aunque habían neuronas suficientes como para entender sin dar más explicaciones de la cuenta.
En fín no pretendo abrir aquí el debate. Recordaba con cariño la reunión de tres.
A Miquel ya le conocía físicamente, pero el encuentro con Manel, fue violento (en el mejor sentido de la palabra). Hay cierta violencia en enfrentar un cuerpo, unos gestos, una voz a un conocimiento espiritual (no me gusta la palabra, pero de momento sirve) que tienes sobre alguien. Y en sentido opuesto, te colocas delante de un “extraño” que según el caso (y este lo era) tienes la sensación de que te conoce más, con más matices y profundidad, que muchos viejos amigos del mundo “real”. Bien, supongo que los que habéis pasado por la experiencia sabéis de lo que hablo, aunque a veces, la intensidad de estas situaciones es gratamente desconcertante.
Me sentí (lo consiguieron ellos) como una dama entre dos caballeros. Me habían invitado a su castillo. Una especie de santuario que forma parte de su historia común, de una memoria sentimental que compartieron conmigo con complicidad y cariño. Historias personales mezcladas con proyectos profesionales y la sensación de que hagamos lo que habamos, nos encontraremos en el camino porque compartimos valores, intereses y una forma de trabajar liberada de las suspicacias, luchas, temores y restricciones propios de (algunos) entornos corporativos. Miquel lo explica muy bien en su post.
En fin, un placer y un lujo que esperamos compartir con más “artesanos” en un encuentro que estamos organizando. Aún tanteando lugares en los canales de Twitter CumClavis, Sueños de la Razón y Yoriento
Bueno, otro día hablo de los NY5, de las mujeres (y hombres) de Alius Modus, de los proyectos a la vista, de un amor que me dice que es muy feliz con otra mujer (bueno de esto quizás no), de un abogado fascinado con las empresas a lo Hollywood, de las conexiones cósmicas que me explicaba un colega, de libros, de películas…de vida.
Para mi escribir siempre ha sido una terapia, como una válvula que libera presión mental, sólo últimamente (por cierto he debido cumplir un año de blog hace poco, luego lo miro) lo hago en abierto y en este canal que permite la conversación con más gente de la que nunca esperé.
La escritura es una experiencia que se retroalimenta, si escribo a diario tengo más ganas, material y energía y cuando lo dejo unos días, cuesta ponerse. Yo quería decir esto cuando solté “Escribir es como el sexo: cuanto más más y cuanto menos menos” en una deliciosa tertulia que mantuvimos Miquel, Manel y una servidora en el Dry Martini la semana pasada. Para deleite de mis compañeros, me metí en un jardín del que costó salir airosa ;-) aunque habían neuronas suficientes como para entender sin dar más explicaciones de la cuenta.
En fín no pretendo abrir aquí el debate. Recordaba con cariño la reunión de tres.
A Miquel ya le conocía físicamente, pero el encuentro con Manel, fue violento (en el mejor sentido de la palabra). Hay cierta violencia en enfrentar un cuerpo, unos gestos, una voz a un conocimiento espiritual (no me gusta la palabra, pero de momento sirve) que tienes sobre alguien. Y en sentido opuesto, te colocas delante de un “extraño” que según el caso (y este lo era) tienes la sensación de que te conoce más, con más matices y profundidad, que muchos viejos amigos del mundo “real”. Bien, supongo que los que habéis pasado por la experiencia sabéis de lo que hablo, aunque a veces, la intensidad de estas situaciones es gratamente desconcertante.
Me sentí (lo consiguieron ellos) como una dama entre dos caballeros. Me habían invitado a su castillo. Una especie de santuario que forma parte de su historia común, de una memoria sentimental que compartieron conmigo con complicidad y cariño. Historias personales mezcladas con proyectos profesionales y la sensación de que hagamos lo que habamos, nos encontraremos en el camino porque compartimos valores, intereses y una forma de trabajar liberada de las suspicacias, luchas, temores y restricciones propios de (algunos) entornos corporativos. Miquel lo explica muy bien en su post.
En fin, un placer y un lujo que esperamos compartir con más “artesanos” en un encuentro que estamos organizando. Aún tanteando lugares en los canales de Twitter CumClavis, Sueños de la Razón y Yoriento
Bueno, otro día hablo de los NY5, de las mujeres (y hombres) de Alius Modus, de los proyectos a la vista, de un amor que me dice que es muy feliz con otra mujer (bueno de esto quizás no), de un abogado fascinado con las empresas a lo Hollywood, de las conexiones cósmicas que me explicaba un colega, de libros, de películas…de vida.
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sábado, 21 de febrero de 2009
Historia en directo
Hace tres días recibí un correo de Vicent González (Santi), nos presentaba una idea: Él y un grupo de amigos, habían decidido poner en marcha un experimento sobre el uso de redes sociales (Twitter concretamente) para recordar colectivamente el 23-f.
“La idea es retransmitir por Twitter el próximo 23-f como si aún estuviéramos en 1981. De hecho, como si en 1981 hubiéramos tenido Twitter. Minuto a minuto. Dando todos los detalles de lo que ocurrió justo en el mismo momento del día en que ocurrió y crear así una experiencia colectiva. Nuestra intención no es para nada abrir debate político sino que la experiencia sirva como plataforma para compartir un momento pasado colectivo a partir de vivencias individuales. Particularmente solo recuerdo que mi madre tenia miedo y que yo no entendía pq no iba al colegio. Cada cual tendrá sus recuerdos y todos pueden ser puestos en común utilizando Twitter”.
En su correo decía también no haber tenido más tiempo para su desarrollo “porque tuvimos la idea este domingo y disponemos de poco tiempo libre”. Alucinante
A pesar de esto, esta semana la blogosfera se ha llenado de referncias, al día siguiente salieron en portada de 20 minutos y en Gente digital y tienen todo apunto en su página web y 229 en estos momentos en su canal de Twitter.
Como siempre, el proyecto lo dice todo de sus emprendedores.
Mi enhorabuena por la pasión y por la experiéncia que os lleváis.
“La idea es retransmitir por Twitter el próximo 23-f como si aún estuviéramos en 1981. De hecho, como si en 1981 hubiéramos tenido Twitter. Minuto a minuto. Dando todos los detalles de lo que ocurrió justo en el mismo momento del día en que ocurrió y crear así una experiencia colectiva. Nuestra intención no es para nada abrir debate político sino que la experiencia sirva como plataforma para compartir un momento pasado colectivo a partir de vivencias individuales. Particularmente solo recuerdo que mi madre tenia miedo y que yo no entendía pq no iba al colegio. Cada cual tendrá sus recuerdos y todos pueden ser puestos en común utilizando Twitter”.
En su correo decía también no haber tenido más tiempo para su desarrollo “porque tuvimos la idea este domingo y disponemos de poco tiempo libre”. Alucinante
A pesar de esto, esta semana la blogosfera se ha llenado de referncias, al día siguiente salieron en portada de 20 minutos y en Gente digital y tienen todo apunto en su página web y 229 en estos momentos en su canal de Twitter.
Como siempre, el proyecto lo dice todo de sus emprendedores.
Mi enhorabuena por la pasión y por la experiéncia que os lleváis.
lunes, 9 de febrero de 2009
COOP 2.0
Esta semana se celebra en Gijón el "II Encuentro Internacional TIC para la Cooperación al Desarrollo".
Podéis ver la agenda y todos los detalles a aquí.
No podré estar todos los días ni he tenido demasiado tiempo de prepararme para ello, así que haré (haremos) la crónica en directo.
Haremos, porque ya en el aeropuerto de Barcelona, me encuentro con algúnos amigos que se van para allí.
Contaremos. Pero será mañana, que el avión sale dentro de muy poquitas horas y hace rato que miro preocupada el reloj.
Buenas noches.
Un día femenino
Vengo de una comida-reunión de negocios. De negocios con mujeres.
No suelo hacer apología de la feminidad. Puede parecer desagradecido con generaciones anteriores o insensible a una realidad dónde aún hace falta discriminación positiva, pero siempre he pensado que el mejor tributo a la lucha de las/los que me precedieron es una silenciosa normalidad y un conquistar haciendo más que reivindicar explícitamente aquello del womenomics que tan bien explican otros.
Una posición discutible (la mía) en cualquier caso.
Como antecedentes, decir que jamás he sido muy consciente de mi propio género (en el terreno profesional, claro, que humana sí que soy). Un entorno profesional que desde la escuela, fue predominantemente masculino. Ni del propio ni del ajeno.
Igualaba a las personas por sus características humanas y profesionales y distinguía poco entre hombres y mujeres, incluida yo misma.
Decir también, que cuando me he encontrado con mujeres, muy pocas veces, por no decir ninguna, se ha establecido esa rivalidad tan tópica que nos hace parecer fierecillas descontroladas para deleite de algún misógino atormentado. Al contrario, los celos, la competitividad mal entendida, los golpes bajos, han caído más de hombres que de mujeres, y esto no es una agresión a los hombres, es una defensa de ellas, con la que es más habitual la complicidad y la colaboración que la discordia.
Hoy he conocido a dos mujeres empresarias, emprendedoras, inteligentes, sensibles, comprometidas socialmente, con la que he compartido intereses, proyectos y visión del mundo y de los negocios. Y no he podido evitar sentir, entre otras cosas, que se establecían entre nosotras flujos de comunicación, sensaciones y complicidades, condicionadas por el hecho de ser mujeres.
Cuesta explicarlo mejor sin entrar en el detalle de una conversación riquísima, que no viene al caso aquí.
No desvelaré su proyecto, no antes de que lo hagan ellas (y ellos que también los tienen) o de que nuestra relación profesional me permita tener mejor criterio sobre sus estrategias de comunicación. Pero están convencidas de que tienen el coraje, la experiencia y las competencias para cambiar el mundo, o al menos, el pedazo de mundo en el que les toque influir, y pisan fuerte y con conocimiento de causa.
En fin, una lección y un placer.
Subía en el autobús Paseo de Gracia, en un día soleado y cálido en Barcelona. Los escaparates lucían ya los colores pasteles que vestirán esta primavera, y yo sonreía sin saber muy bien por qué.
No suelo hacer apología de la feminidad. Puede parecer desagradecido con generaciones anteriores o insensible a una realidad dónde aún hace falta discriminación positiva, pero siempre he pensado que el mejor tributo a la lucha de las/los que me precedieron es una silenciosa normalidad y un conquistar haciendo más que reivindicar explícitamente aquello del womenomics que tan bien explican otros.
Una posición discutible (la mía) en cualquier caso.
Como antecedentes, decir que jamás he sido muy consciente de mi propio género (en el terreno profesional, claro, que humana sí que soy). Un entorno profesional que desde la escuela, fue predominantemente masculino. Ni del propio ni del ajeno.
Igualaba a las personas por sus características humanas y profesionales y distinguía poco entre hombres y mujeres, incluida yo misma.
Decir también, que cuando me he encontrado con mujeres, muy pocas veces, por no decir ninguna, se ha establecido esa rivalidad tan tópica que nos hace parecer fierecillas descontroladas para deleite de algún misógino atormentado. Al contrario, los celos, la competitividad mal entendida, los golpes bajos, han caído más de hombres que de mujeres, y esto no es una agresión a los hombres, es una defensa de ellas, con la que es más habitual la complicidad y la colaboración que la discordia.
Hoy he conocido a dos mujeres empresarias, emprendedoras, inteligentes, sensibles, comprometidas socialmente, con la que he compartido intereses, proyectos y visión del mundo y de los negocios. Y no he podido evitar sentir, entre otras cosas, que se establecían entre nosotras flujos de comunicación, sensaciones y complicidades, condicionadas por el hecho de ser mujeres.
Cuesta explicarlo mejor sin entrar en el detalle de una conversación riquísima, que no viene al caso aquí.
No desvelaré su proyecto, no antes de que lo hagan ellas (y ellos que también los tienen) o de que nuestra relación profesional me permita tener mejor criterio sobre sus estrategias de comunicación. Pero están convencidas de que tienen el coraje, la experiencia y las competencias para cambiar el mundo, o al menos, el pedazo de mundo en el que les toque influir, y pisan fuerte y con conocimiento de causa.
En fin, una lección y un placer.
Subía en el autobús Paseo de Gracia, en un día soleado y cálido en Barcelona. Los escaparates lucían ya los colores pasteles que vestirán esta primavera, y yo sonreía sin saber muy bien por qué.
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viernes, 6 de febrero de 2009
Arrancando
Es dia de entrega, y de arranque porque entregamos un desarrollo de software para la gestión visual de rutas postales, a través de google maps y componentes amigos.
El jefe de proyecto o como quiera que llamemos a mi papel en esta función, tiene poco que hacer en estos momentos, donde los técnicos hablan un lenguaje propio incomprensible para el resto de los mortales. Se entienden que no es poco.
El cliente me dice que hace días que no escribo en el blog, cómo insinuando cariñosamente que puedo aprovechar este rato para hacer algo útil.
Me llamó hace unas semanas, con el encargo de delegarme la organización de un equipo y la implantación del software que hoy entregamos. Contrató un "Señor (señora en este caso) Lobo".
Los requerimientos, al menos los informales, fueron extraños: No quiero problemas y quiero a gente que se divierta con lo que hace.
Hoy compruebo satisfecha el resultado. Hemos organizado un pequeño equipo de personas dispares, con dedicaciones parciales, físicamente dispersas y que no nos une más que el objetivo concreto de este proyecto.
No ha sido fácil, pero hace un rato, cuando el técnico sentado a mi lado, exclamaba eufórico cómo le gustaba lo que había hecho, sin demasiada contención ni decoro, mi cliente y yo hemos intercambiado una mirada de complicidad que vale tanto como la retribución económica que nos llevamos.
La calidad necesita un clima de confianza, respeto y sí, alegría. Lo de "quiero a gente que se divierta" que ame aquello que hace, era un requerimiento tan importante como las especificaciones técnicas que nos pasaron.
Creo que puedo decir en nombre de todos, que nos hemos divertido y que hemos formado un pequeño Equipo A, que estoy segura, nos encontraremos en futuras misiones.
Un placer, chicos.
Llevamos horas en casa del cliente, puliendo detalles y peleándonos con los servidores, pero pinta bien.
El jefe de proyecto o como quiera que llamemos a mi papel en esta función, tiene poco que hacer en estos momentos, donde los técnicos hablan un lenguaje propio incomprensible para el resto de los mortales. Se entienden que no es poco.
El cliente me dice que hace días que no escribo en el blog, cómo insinuando cariñosamente que puedo aprovechar este rato para hacer algo útil.
Me llamó hace unas semanas, con el encargo de delegarme la organización de un equipo y la implantación del software que hoy entregamos. Contrató un "Señor (señora en este caso) Lobo".
Los requerimientos, al menos los informales, fueron extraños: No quiero problemas y quiero a gente que se divierta con lo que hace.
Hoy compruebo satisfecha el resultado. Hemos organizado un pequeño equipo de personas dispares, con dedicaciones parciales, físicamente dispersas y que no nos une más que el objetivo concreto de este proyecto.
No ha sido fácil, pero hace un rato, cuando el técnico sentado a mi lado, exclamaba eufórico cómo le gustaba lo que había hecho, sin demasiada contención ni decoro, mi cliente y yo hemos intercambiado una mirada de complicidad que vale tanto como la retribución económica que nos llevamos.
La calidad necesita un clima de confianza, respeto y sí, alegría. Lo de "quiero a gente que se divierta" que ame aquello que hace, era un requerimiento tan importante como las especificaciones técnicas que nos pasaron.
Creo que puedo decir en nombre de todos, que nos hemos divertido y que hemos formado un pequeño Equipo A, que estoy segura, nos encontraremos en futuras misiones.
Un placer, chicos.
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