lunes, 6 de diciembre de 2010

Ecos de México

…Y desde Cuernavaca hasta estos días ha sido una carrera de fondo sin apenas descansos. Allí, aún en Mexico los días se atropellaron entre capítulos y revisiones de un libro que espero que algún día vea la luz. Los del lugar nos despidieron entre lágrimas y bromas por la irracional forma, a su parecer, de trabajar tanto en un lugar tan lindo. Y una vez aquí la planificación se desbordó y apenas ha dejado tiempo ni para ordenar las fotos. Como anécdota personal (excesivamente?) tardé varias semanas en deshacer al maleta por completo, no sé si por añoranza, dejadez o estrés. En cualquier caso, los ciclos se alternan y estos días de cierto sosiego, me apetecía volver a escribir.

Aterrizar en Frankfut después de dos meses en Mexico, produce un impacto sensorial de lo más desconertante. Todo tan limpio, tan previsible, tan procedimentado, tan aséptico, tan plastificado. De alguna forma así somos todos ya en esta vieja Europa. Alejados de nuestros instintos en beneficio de la paz común; desinfectados de parásitos biológicos pero inmunes a sus nuevas formas (sociales, políticas, culturales); domesticados a golpe de “progreso”, bienestar y una falsa seguridad (estos días nos sobran evidencias) paralizante.

En México –el país de las máscaras-, en cambio, la fragilidad no se enmascara. Desde que llegas te sientes un bebé en una selva. Todo sube de volumen, el amor, el odio, la generosidad, la picaresca, los colores, la música, el sabor de la comida, la pobreza, el lujo, la violencia, la verdad, la mentira, la vida y la muerte.

En México, aún tienes la sensación de que todo es posible, lo mejor y lo peor claro. Es realidad en estado puro, sin matices, salvaje. Un devenir de acontencimientos que te obliga (y cuesta acostumbrarse) a cambiar tu aprendido control sobre el entorno. No hay nada que puedas hacer. Allí las cosas te pasan y tú puedes hacer bien poco por prevenirlas o controlarlas. Solo te queda dejarte llevar, olvidarte de lo que planificaste, disfrutar del nuevo rumbo del día y no bajar nunca la guardia.

Estoy en deuda desde que volví, con Jaione . Fue nuestra Cicerone en tierras mexicanas. Nos ayudó a organizar el viaje y la estancia, y una vez allí nos aconsejó sobre cómo movernos, qué evitar, a quien conocer y como disfrutar. Nos regaló hospitalidad, sabiduría y una red de contactos que ya quisieran muchos diplomáticos. El teléfono de esa mujer vale muchos pesos y sus jugadas magistrales dieron lugar a carambolas que aún resuenan. Es el alma de la plataforma VascosMexico y ejerce de embajadora oficiosa promoviendo proyectos y facilitando relaciones personales y profesionales, que buscan conexiones fructíferas a ambos lados del océano. Queda aquí mi humilde tributo a esta mujer tierra, creadora y emprendedora en la que se da lo mejor de las dos culturas que corren por sus venas.

El año se termina, y como en todas las vidas, hay momentos duros, aprendizajes y alegrías, pero seguramente este viaje ha sido una de las cosas más importantes que me han pasado, de esas experiencias que te colocan un poco más allá de dónde estabas, que te enseñan cosas sobre este mundo y sobre ti misma, que te sacuden el alma y que te hacen más humilde y (espero) mejor persona.

Por si os queréis dar un paseo aquí os dejo algunas migajas


San Miguel de Allende
Querétaro
Ciudad de México
Murales Diego Rivera
Teotihuacán
Cuernavaca
Oaxaca

4 comentarios:

Ginés Alarcón dijo...

"Todo tan limpio, tan previsible, tan procedimentado, tan aséptico, tan plastificado. De alguna forma así somos todos ya en esta vieja Europa".

Volver del caribe callejero (no resorts) produce una sensación parecida, supongo que en general fuera del primer mundo. A ver cuánto tardas en volver a caer... alárgalo!

Amalio A. Rey dijo...

Señorita: Que placer verla por aqui de nuevo. Estaba su casa embriagada de espera por su ausencia.
¡¡joder, qué fotos las de Flickr más wapas!! pa'colmo, son las migajas!!
Oye, entiendo bien el contraste-del-salto-del-charco. Ha sido parte de mi vida. Me identifico con tu descripción.
Todos nos alegramos de verte por aqui de nuevo...
un beso

Joanka dijo...

Por fortuna para los que paseamos por este lado plastificado del mundo existen lugares, como este blog, donde una prosa exquisita nos recuerda que más allá de la procedimentada asepsia, existe vida en estado puro!
Gracias por acercárnosla un poquito!

Odilas dijo...

Hola Ginés, en algunos momentos, al escribir el post, pensé en tus paraísos :) Caemos pronto, pero ya nunca nada es lo mismo. Un abrazo

Amalio!. Gracias por el recibimiento. Sí imagino que en tu caso, estos contrastes han formado parte de tu vida. Me alegro que te gusten las fotos. Pronto quiero ir a Cuba, ya te llamaré para que me cuentes. Saluditos

Hola Joanka, bonito tu comentario, ya te lo dije. Muchas gracias!. Un placer tener compañeros de "prosa" tan cómplices. Un abrazo