domingo, 12 de julio de 2009

Crónicas de New York

Esta vez aterricé en Nueva York sin saber cómo. Las semanas previas habían sido de maratón. El mes de junio se había convertido en un tunel por el que transitar concentrada evitando cualquier dispersión que hiciera peligrar las entregas, todas a final de mes.
Me había autoimpuesto poder viajar “ligera de equipaje” y aprovechar esos días para relajar la mente y hacer un cambio de ciclo.


Cuando no inicias el viaje los días previos, con la imaginación (apenas una divertida despedida entre compañeros “nos vemos en NYC” al separarnos tras una reunión en Barcelona), verte de golpe en el destino, es algo desconcertante. Sobretodo si tras el aturdimiento del viaje sales de las profundidades del subway en pleno Manhattan, un soleado sábado de verano.

Arrastrábamos nuestras maletas intentando no atropellar a nadie en medio de un torrente de gente y tráfico. Conversábamos con la dificultad de vernos separados de vez en cuando por la multitud e intentábamos orientarnos para localizar los hoteles.

Yo en el Chelsea. Javi y Marc lo consideraban demasiado “progre” ;-) pero para mi, alojarme dónde janis Joplin, Cohen, Dylan, Jimi Hendrix y otros ídolos de juventud, pasaron tantas veladas creando, viviendo y muriendo, formaba parte de la magia de este viaje.


Desde el principio no podía dejar de sonreír, de sentirme feliz. Una sensación conocida, claro, pero poco habitual. Ocurre de vez en cuando, dura unas horas, con un poco de suerte, algunos días. No es una felicidad trascendental ni sostenible. No, se parece más a una euforia contenida y siempre pasajera. A veces me la encuentro viajando, pero no siempre: Los platillos giran solos, todo encaja por un instante, los problemas bajan su intensidad, algún miedo superado recientemente y la anticipación de algo ilusionante, quizás son los ingredientes de ese estado que la vida regala a veces. Es simple, casi idiota, pero tan divertido!. Tan necesario.

Recorria los pasillos del Chelsea siguiendo al conserje con ganas de detenerme ante cada cuadro, grafiti, mosaico, estatua, ah las escaleras!, el mármol desgastado del suelo, las puertas de madera viejas y desconchadas. Imaginaba quien habría detrás de cada una de ellas, y a todos los que habían recorrido antes esas salas.

Queríamos cenar en Chinatown pero al final acabamos en Little Italy frente a un buen plato de espaguetti que entraba a deshoras según nuestros horarios biológicos, pero que nos sentó de muerte.
Más de 24 horas después de haberme levantado ese día, entraba, sin perder la sonrisa tonta, por el hall del sugerente hotel dispuesta a dejar allí los primeros sueños.


El domingo por la mañana nos fuimos al Soho. Buscábamos inspiración para preparar la presentación del proyecto NuestraCausa en el ParticipationCamp que se celebraba en la Tisch School of the Arts at New York University.
Nos instalamos en un café y pusimos en marcha la máquina de hacer ideas. Yo suelo asustarme si no preparo las cosas con tiempo (los que han trabajado conmigo lo saben), pero Marc traía munición de primera y en un par de horas, pudimos conceptualizar el mensaje y preparar una presentación.

Escribimos una crónica del evento aquí, así que no vuelvo sobre ello.


Salimos contentos, casi incrédulos y dispuestos a seguir disfrutando del día, y prepararnos mentalmente para la conferencia que nos había llevado allí: Personal Democracy Forum una concentración anual que Andrew Rasiej y Micah Sifry organizan desde hace 6 años y que se ha convertido en la referencia de todos aquellos que creen y promueven el hecho de que las tecnologías y concretamente Internet, está transformando la forma de hacer política.

La sensación durante esos dos días de que allí se daban cita “los que están cambiando el mundo” puede parecer exagerada pero he de admitir que costaba rechazar la idea.

Lo que dio de sí la conferencia lo explica genial JAvi en sus dos post, así que si os interesan detalles, os recomiendo sus crónicas.

Os dejo aquí, algunas fotos de la conferencia.


Para mi, uno de los momentos más emocionantes, el anuncio de la celebración en Europa de la primera PDF, en Noviembre de este año y en Barcelona. Y la primera reunión del equipo europeo y multi-nacional que lo organizamos, en pleno Central Park, sentados sobre la hierba y de catering cocacolas y bocatas. Si eso no es “progre” ya me dirán ;-)

Abandoné NYC la primera, a pocos minutos de finalizar la conferencia. Me despedí de Marc con un profundo “Thanks” por haber hecho posible esta historia y de mi querido Javi, envidiándole los días de más en su ciudad favorita. Aquí, algunas fotos más.


Sobre cómo perder los tejanos que llevaba puestos, en un avión, os hablo otro día no?

3 comentarios:

Francesca dijo...

¿Eres la misma con la que estuve comiendo el viernes? :)
Nunca hubiera imaginado que ibas a vivir tan intensamente los dos días siguientes (y eso que no has contado lo de la pérdida de pantalones en pleno vuelo). Feliz domingo!

Odilas dijo...

no no Francesca, es una memoria de hace dos semanas ;-)
Este finde tranquilito, que ya tocaba.
Un beso y feliz domingo!

Unknown dijo...

¿Por qué no te llevas una cámara la próxima vez? Puede ser genial que cuelgues un vídeo para acompañar lo trepidante de tu explicación. Vaya, un vídeo acompañando tu relato del Chelsea sería perfecto. La música de fondo que la ponga cada uno en su pc. Hasta pronto compañera.