Estaba por aquí, en la mesa, entre los papeles que esperan su tiempo de ser recuperados entre el desorden, para ser releídos o relacionados con otras ideas o vivencias.
Hoy una anécdota en InnovaCamp compartida con Jordi Graells (no viene a cuento), me ha hecho sonreir y recordar lo que sigue (Recuperado gracias al blog ciutadak):
Visión Periférica
Un gesto de complicidad que dice mucho. El presidente de EEUU estrecha la mano del hombre que hace guardia a la puerta de la residencia del primer ministro británico
El señor de espaldas es, evidentemente, Obama (conocemos ya su parte de atrás mejor que la nuestra). El de frente, un policía que hacía guardia en la puerta del número 10 de Downing Street, residencia, como es sabido, del primer ministro británico. El caso es que al cruzar el umbral, Obama reparó en el guardia y le dio la mano sin detenerse, de un modo apresurado, casi clandestino, buscando una complicidad rápida, estableciendo una connivencia veloz. Esto no se debe hacer, le dice telepáticamente al guardia, no está en el protocolo, sólo es para que veas que yo, en realidad, soy tú; es posible incluso que tenga más de ti de lo que tengo de mí, pertenezco a tu clase más que a la mía, pero debo fingir que me muevo bien en estos ambientes para llevar a cabo mi proyecto del que, no lo dudes, formas parte.
· ¿Se puede ser más tú que yo, más otro que uno mismo? Perfectamente, cualquier desclasado lo sabe. Quizá Barack Obama pertenezca a esta variedad de mamífero, pues lo normal, cuando eres presidente de Estados Unidos, incluso cuando eres presidente de un club de fútbol, es que te extirpen la visión periférica al objeto de que no percibas la realidad suburbial, el escenario adyacente, que es siempre un incordio.
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Reparar en la existencia de un humilde guardia que pasa frío a la puerta de una mansión donde vas a tomar té con pastas junto a la chimenea tiene un mérito enorme o es producto de un sentimiento de culpa insoportable. Sea como fuere, en la familia del guardia se recordará este hermoso gesto durante generaciones. En la de Obama ni siquiera lo registraron.
Text: Juan José Millás
Foto:Toby Melville
El País Semanal, diumenge 03/05/09